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MUJER DE TINTA

Siempre había contado con un talento singular para disfrutar de lo cotidiano y exprimir el momento. Verter realidad en tinta estimulaba la mejor versión de mi misma, y aún siendo consciente de que esa era mi fórmula mágica, llevaba tiempo enfrentándome al presente como factor de riesgo, sin mojarme, vistiéndome de glorias pasadas, lamiendo heridas, reeditando mi esencia, sin querer afrontar que en la imperfección del hoy, en su frescura, está la verdad.


En mi parálisis emocional desaparecieron curiosidad, ternura y alegría del espejo. Busqué alivio en compras compulsivas, una apretadísima agenda social y viajar las vacaciones a los países más lejanos y exóticos, pero aquello que quizás en otros funcionaba, no en mi. Me volví piedra. Si me pinchaban no sangraba. Entonces sufrí uno de esos bofetones que la vida acostumbra … Afrontarlo reavivó mi necesidad de volcarme en papel y, en medio de ese caos, nació La Pepa… Conforme alimentaba sentimientos, definía patrones vitales y encaraba su vida, de una forma absurda enfrenté mis demonios. Regresaron el vértigo, las cosquillas y nuevamente gocé esa gama de colores que la paleta de sensaciones provoca cuando te dejas arrastrar por el presente sin miedo. Se podría decir, y no miento, que La Pepa me reinventó. Mi personaje me devolvió la vida.

TRIANGULO SINGULAR_Susana Monis


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