Viernes Negro
- Susana Monís
- 31 mar
- 1 Min. de lectura
La distancia más larga...
LA FALTA DE INTERÉS
Cambiaste el escenario: Yo quedé viviendo en la misma casa, barrio, ciudad, país, pero SIN TI. Mismo círculo vicioso, con los mismos problemas, vecinos, familia, amigos. Tu marchaste, sin cargas que te pesaran, mientras recuerdos y obligaciones quedaban de este lado. Todos pa´mi ¿¿Es o no es?? La ventaja de vivir acá es que La Habana no deja mucho tiempo para llorar y, menos, paralamerse heridas. Toca tirar “pa´lante” y aprender sobre la marcha, así que intentaba, para sobrevivir, no pensarte. Consciente de mi fragilidad, de lo loco que era vivir en la casa que tú y yo organizamos y olvidarte, me aferré a mi trabajo, que era el único espacio que era sólo mío. Y como mi mundo se había reducido a casa y escuela y en la casa, de alguna forma, seguías habitando, sentí la escuela como mi único territorio amigo. En ella me querían, respetaban, era útil, trabajaba bonito y, lo más importante, TÚ NO FORMABAS PARTE. Era entrar en ella y, por arte de magia, todos los dolores, incluido tú, desaparecían. Este año, además, me tocó un grupo de lujo ¡¡Cómo los disfrutaba!! Muchachos esponjas: curiosos, preguntones, intuitivos, divertidos…
Odiaba los viernes, al regresar a la casa me enfrentaba a mi peor pesadilla: un tiempo libre que no me sabía manejar. Quizás por eso, todo sucedió precisamente en uno de esos viernes…
Huecos- Susana Monís

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