"...Mi barrio, mi casa, mi mamá…desde un inicio, TODO LO MÍO, y no precisamente por ese orden, te atrapó. Entiendo. Mi mamá, experta en colar café, acariciar con su risa y exprimir el néctar de lo cotidiano era adictiva. Lo fue, y aún es la mejor genética de la familia, con una carcajada que el tiempo no ha conseguido desgastar. Ni su nieta, ni yo, hemos heredado esa fuerza suya para aferrarse a la vida y su instinto para manejarla, marca de la casa. Increíble como consiguió siempre que hiciéramos lo que ella deseaba. Nos lo vendía, como que éramos nosotros quienes lo queríamos y, nosotros, sin ponerlo en duda, se lo comprábamos. Tremenda. Y ahora, con Paula, su nieta, es igualita.
Cuando tú y yo empezamos a andar juntos, la mejor amiga de mi hermana, con quince añitos, se quedó embarazada de un muchacho de su escuela. Así que, cuando pasé un par de noches fuera, a mi madre le saltaron todas las alarmas. Y es que para que yo viviera en el país de los sueños, ella tenía los pies muy bien puestos en el planeta tierra. De hecho, mi hermana y yo, en broma la llamábamos MADRE CORAJE. Ahora que también soy madre comprendo sus luchas con nosotras, porque siempre se necesita que alguien pise la realidad para que los demás sueñen, y mami cuidó nuestros sueños..."
Huecos_ Susana Monís
Retrato de mi madre
