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EL HECHIZO DE LAS CUERDAS


Aprieto el play de mi grabadora,

y escucho las melodías

destiladas por mis cuentos....



Una noche de febrero, “El Flautista de Hamelín” se asomó a ellos, y disfrazado de lector hambriento, les habitó.  Despertando el loco que llevaba dentro, domesticó mis palabras, hasta que éstas abandonaron renglones y páginas, para ajustarse al compás de su trova, guiándolas   por laberintos de ritmo y palacios de aire, compartiendo espacio con teclas y cuerdas. Fui testigo de cómo las  palabras se acomodaban en las notas.   Escuché vocear mi fragilidad, danzando sin complejos en la voz del Flautista. Con un extraordinario cóctel de pudor y admiración, aparqué el libro que había generado para escuchar, una y mil veces, su música.


Y cuando el Flautista tomó mochila y se alejó, algunos de mis cuentos, arrancaron tras él, buscando, en el abrazo de una nota, mostrar con más fuerza sus sentimientos.  Mi primer impulso fue refugiarme en mi libro.  Me costó encontrarlo.  Yacía abandonado en un estante, pero, escaparon, como perro que tumbó lata, los personajes que quedaban.  Estela y Darío, subidos a la escoba de la bruja, marcharon en pos del resto. .


Quedé clavada, como una estaca, con los pies sembrados en mis raíces, llorando mis cuentos, sin fe alguna en su regreso, cuando, de pronto, una gran bulla me avisó...  No podía podía creerlo: Toda mi tropa juguetona, entre risas, sin pedir permiso llegaban lbuscando su-mi libro, que les recibió con fiestas y una amplia y enorme sonrisa. Mis personajes, sin pensárselo dos veces, se le colaron dentro y volvieron a acomodarse en sus cuentos, inundándolos de vida. El último en llegar fue Mario, que, previsor, apretó la tecla de play de mi grabadora y, después, con destreza penetró en su relato. Me asombró el regreso, pero más, sentir que su viaje entre notas, ese mulataje de la palabra con el pentagrama, les había hecho tan fuertes. Sabían quienes eran, a donde pertenecían, pero presumían de coexistir en los manuscritos editados y las partituras que inspiraron.


Mi hoy, es tan perfecto.... cuando leo mis relatos canturreo, sin querer, la música que los generó, y si aprieto el play de la grabadora, mis manos, de forma automática, acarician mis cuentos, cabalgando en un nostálgico ayer, cuna de sentimientos donde    NOTAS , FRASES, VERSOS, COEXISTEN, EN ABRAZO ETERNO, EN UN REINO DONDE EL ARTE TRANSFORMA LA PALABRA EN MAGIA Y ALIMENTA EL HECHIZO DE LAS CUERDAS.





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