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El regreso a casa

Actualizado: 31 ene

Dentro de un abrazo cabe TODO:

Sonreir y llorar, renacer o morir,

Quedarte quieto y temblar adentro,

como si fuera el último

_Charles Bukowski


Daniela, se abalanzó sobre mi y me dió ese abrazo de oso que tanto necesitaba, ese que sólo mi gente sabía darme. Luego despidió al chofer y, no me pregunteis cómo, cargó mis dos maletas demasiado voluminosas para su pequeña estatura y su menudo cuerpo. hasta la puerta de la casa y ahí me esperó.


Yo la alcancé con paso firme, pero fue introducir la llave en la cerradura y las manos me empezaron a temblar, los ojos a aguarse, y los sentimientos a emerger entre las lágrimas inyectando vida a un alma que me vi obligada a transformar en hielo para sobrevivir en unas tierras frías no sólo por sus bajas temperaturas sino en las formas de relacionarse de sus gentes. A mi edad esto era un motivo más que suficiente para regresar: Ni podía ni sabía adaptarme. A mi hija le costó entender... tuve que ponerme muy dura para convencerla de que debía marchar, y me vi diciendo...


“Tú sabes que yo nací en La Habana, y será una mierda, pero es mi MIERDA y ahí quiero morir. Guste a quien guste”-


Era mi verdad, la de una cubana plagada de años y arrugas, que aún cree tener derecho a elegir su destino. Cuando Daniela abrió la puerta fue cuando por fin me sentí en casa. La presión del pecho empezó a suavizar, y las emociones salieron de su letargo y se desbordaron, engrasando mi alma y rejuveneciendo mi cuerpo que se sentía de nuevo con vida."


A Cuatro Manos_Susana Monís









 
 
 

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