"...Conforme terminan las llamadas, el Máquina se deja caer a plomo al fondo del bolsillo, buscando acomodo. Sus circuitos echan humo intentando entender por qué su dueño, siempre atento a sus advertencias y respetuoso con su trabajo, hacía un par de meses que le ignoraba sistemáticamente. Su comportamiento coincidía con la entrada en escena de esa “ella” a la que ha maldecido una y otra vez por virar su mundo patas arriba. Los sofisticados microchips del androinde no alcanzan a comprender que es lo que Carlos veía en esa joven. Su contacto en forma y fondo era igual que los de las “Otras” que había agregado, y aunque algunas de esas “otras”, un día se creyeron “ella” e incluso lo fueron por un rato, nada que ver con esa “ELLA”.
Su amo la identificó como: Pepa ¡LA PEPA!!…. ¿Y qué se podía esperar de alguien que se hiciera llamar así? Pues NADA, absolutamente NADA.... o eso creía él. Pero aquella inocente entrada se convirtió, con el paso de los días, en un virus letal dotado de timbre singular que le diferenciaba del resto. Virus que infectó su sistema, atacando a los demás contactos, restándoles protagonismo y fuerza. ¿Y qué pasó? Que el planeta Pepa fagocitó pasados, e hizo metástasis, generando nuevos registros que compartían extensión: móvil Pepa, fijo Pepa, curro Pepa, padres Pepa, prima Pepa, vecina Pepa… esa mujer ocupaba tantos megas de su memoria como importancia en la vida de su dueño.
Su amo era otro cuando hablaba con "ELLA". Su enérgica voz se convertá en pegajosos y misteriosos susurros que se repetían mañana, tarde y noche. Pasaba horas en ese romanceo constante y grimoso dedicado a un solo contacto: L A P E P A . ¡¡Exasperante!! Y aunque el androide se esforzara por recordarle cumpleaños y quedadas en grupo, el joven, obsesionado con su “ELLA” dilataba tiempos para contactar con los “otros” que como lógica respuesta, fueron borrándole de sus agendas. En resumen:
En pocos meses, LA PEPA, ese insignificante registro de nombre grotesco, le había ganado la partida a él y succionado el alma a su amo. "
TRIANGULO SINGULAR de Susana Monís
