Si el desasosiego me atrapa al sentir en mi almohada tu falta, y ruedo y ruedo, convertida en un ovillo de nervios, delirios o nostalgia. ALGO PASA... Si sabores y olores tatuados entre los pliegues de las sábanas me regresan confidencias, quieros y ternura con los que ayer nuestra pasión rumbeaba; si a mi lado resuenan risas de guaguancó , susurros de bolero y sin-alientos de tango. ALGO PASA… Si cuando atrapo el sueño, el despertador rebuzna, buscando esclavizar mi alma y hasta su eco… Y ella, con agilidad, se escapa, trepa por la cara, y se columpia en mis labios hasta rotular la sonrisa deseada; y yo, sin pelear ni maldecir al mensajero, al cosmos o al universo, ignoro su alarma y le viro la espalda. ALGO PASA... Si cuando por fin abro un ojo oteando el camino, y el brazo derecho se estira, y el otro intenta ganarle la partida; si con el aliento de la noche aún en el rostro, me enfrento a un espejo amigo, que no se insulta al chocar con mis pelos parados ni con el churre de la juerga maquillando mi cara, y me retrata intensa, viva, juvenil… DIVINA. ALGO PASA… Si ya en la ducha, siento el resbalar de cada gota por terrenos que tú anoche profanabas, y al enjabonar mi piel, se revuelve toda, pidiendo a gritos las caricias entre las que tú y yo perdimos la calma. ALGO PASA… Si al abrir mi armario la casualidad engancha esa saya que nunca ha sido de mi agrado, pero hoy, precisamente hoy, desmiente mis curvas y ajusta como un guante. ¡ALGO PASA! Si se parquea en mis entrañas la melodía de anoche, hasta excitar mi garganta y saltar por los aires; si ajena al pudor, tarareo la letra reinventando palabras, mientras enjuago boca, preparo bolso, desenredo cabellos o quemo tostadas. ¡CLARO QUE ALGO PASA! Si de un tirón cierro la puerta y sin revisar cerrojos, ni luz, ni gas salgo cual flecha, disparada… Si al tomar la calle, un paso reta al otro y se apodera de mí un ritmo alegre, eléctrico, divertido que cimbrea mis caderas... Si mi espalda se estira en un deseo loco de tocar el infinito... Si cualquier chaval, hombre o mujer me celebra. EVIDENTEMENTE, ALGO PASA. Y es que el sexo en la rutina se viste de harapos, escasos condimentos le aderezan. Pero si complicidad y piel lo salpican, es otro el tema… Y no es cuestión de obtener un diez de diez en el gimnasio, ni de exhibir o buscar un bello cuerpo, sino de algo más complejo, que emociones y vísceras reaccionen al llamado del sexo. Nada entre nubes, espuma o asfalto luce tan perfecto como el gozo de una mujer deseada y plena. Imposible esconder su misterio. Miradas y gestos pregonan la fiesta. Solo entonces cruje el universo. CUESTION DE PIEL...
Texto de Susana Monís

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