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Buscando desesperadamente a Sofia...

Actualizado: 23 dic 2020

LAS GANAS DE VIVIR surgen

de la fuerza del alma, de las ganas de amar, de la curiosidad por las cosas... NO la asesinan los años, sino la DESGANA




La Sofía que me susurraba al oído estas palabras era tan joven... Una romántica empedernida, que salía a la calle con los sentidos alerta, y bolígrafo y papel en la mochila, con los que trabajar los perfiles de sus personajes. Amaba inmortalizar sucesos cotidianos en su cuaderno; luego, al llegar a casa, volvía a recordarlos y moldeaba, convirtiendo a los insignificantes detalles en los protagonistas de sus cuentos. Días después, los compartía con sus modelos, mostrándoles la cara más bonita de su existencia. Esa Sofía disfrutaba tanto con su forma de vivir, que, siempre, siempre se mostraba feliz. Reía a carcajadas mientras era arropada por el cariño de los suyos.


En estos últimos meses, con el planeta entero patas arriba, la realidad golpeo mi puerta y no tuve más remedio que dejarla entrar, y, conforme llegó, de un empujón echó a Sofía. Y es que, en tiempo tan oscuros, es difícil ver la parte bonita de tu universo. Pero mi musa no se doblegó, yacía callada, silenciosa, esperando una oportunidad... Pasé meses sin escribir, hasta que, sin aguantar su ausencia, en sueños debí llamarla...


Antes de que se desperezara el sol, vino a despertarme. Apareció tranquila, serena, tímida, tocando suavemente mis cristales, y, como no lo abría, subida a una ráfaga de aire nuevo, se coló por la única ventana abierta. Me sonrió mientras iniciaba un curioso baile. Era una danza suave, golpeando rítmicamente con sus pies mis cristales una y otra vez. Pronto ese repiqueteo se volvió constante y me di cuenta que quería comunicarse y como yo había dejado de usar la tinta, ella buscaba otra forma.... Y de pronto, mis pies empezaron a imitarla mientras divertida y relajada me reía, y es que, con su presencia, volví a sentir mi casa hogar. Sofía se dio cuenta de que algo había conseguido con su baile y me empezó a susurrar cosas cuentos al oído. Pero que va... no escuchaba... la comunicación es cosa de dos y yo seguía enganchada a las noticias, atrapada en una realidad que pintaba tan feo. Sofía sabía que NO HAY PEOR SORDO QUE QUIEN NO QUIERE OIR, así que dejó el bla-bla-bla y empezó a actuar: Masajeó mi corazón hasta obligarle a latir de nuevo con fuerza, mientras insistía, con este mensajes:


Los tiempos malos son marcas en el tiempo,

cicatrices en el alma, pero también experiencia,

déjate guiar por ella y encuentra,

nuevamente, tu camino,



Y entre risas insistió: Si quieres llegar a los 90 y celebrar cumpleaños felices, RECOBRA el disfrute de lo cotidiano y de los tuyos. Sólo así:


  1. Encontrarás tu camino

  2. Te convertirás en un sabio con alma de niño, y

  3. la experiencia suplirá las fuerzas que desgastan estos tiempos.



Si NO escuchas el latir de tu alma,

habrás perdido tu herramienta más poderosa

para inyectar vida a tu tiempo











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