“Duermes hasta en el filo de una espada”-decía el aya.
Tiempos de juegos y risa fácil SIN ARRUGAS EN EL ALMA
Salí de trabajar y me refugie en casa. Había sido un día complicado. No peor que otros. Eso sí, las últimas semanas habían saturado mis depósitos de elementos tóxicos. No cabía uno más, cuando presentí que un nuevo conflicto buscaba habitar en mí. Irritada y cansada, le grite NO y mostré el cartel de COMPLETO POR CAPACIDAD. Pero está visto que a los problemas no les importa tu opinión, estado anímico o si eres capaz de asumirles. Ellos se sienten con derecho a abordarte cuando y cómo les parezca, y éste se coló por un resquicio. Quiero creer que no fue consciente del cataclismo que originaba. Al ubicarse, agitó al resto, provocando choques y fricciones. Algunos, lo más relevantes, se extendieron por mi mente, con la intención de exhibirse y restregarle su insignificancia al recién llegado. Otros, los olvidados, ahí permanecían y se habían hecho grandes..
Con este panorama, llamé al sueño, pero no se presentó. La madrugada me cogió escuchando, con irritante nitidez, el tic-tac de mi despertador. Y, aunque le suplique mil veces al maldito reloj que acelerara el ritmo; él, como era de esperar, ignoró mi petición. Cuando me di cuenta que mi lucha contra el insomnio era una pelea perdida, me agarré de su brazo y marché con él a la cocina, en busca de una humeante taza de café bien cargado que entonara mi estomago. Acto seguido, agarré un folio y, a golpe de tinta, me vertí en él, descargando los fantasmas que pululaban por mi cabeza. Fórmula artesanal con la que había conseguido enfrentar o, por lo menos, suavizar hasta el momento LAS ARRUGAS EN MI ALMA....
_Susana Monís

Comments