Me cuentas que vas a Europa en busca de tus sueños.
¿Cómo? ¿Con quién? ¿Cuándo????El corazón se me paralizó, las palabras no acudían a mi garganta y opté por callar, acumulando preguntas, que mi mente, en un intento de guardar la cordura, bloqueaba. Me obligaste a escuchar aquello que no deseaba descubrir y menos afrontar. Hablabas y hablabas, y cada vez más te embarrabas. En el camino, algo se rompió bien dentro, y en cuestión de minutos pasaste de ser mi Dios, a trapeador de piso.
¡¡LO HICISTE MALl! Tu plan tenía nombre de mujer, y no era el mío, sino el de una tal Nadia: Una flacundenga que llevaste un par de veces por casa, cuyo mayor atractivo era su pasaporte italiano. Nos la presentaste como buena onda, tremenda persona… y yo no sentí peligro con su presencia ¡Si hablabas de ella igualito que yo de una vecina o de un extraño a quien debo un favor! Pongo la mano en la candela y no me quemo, que ningún hombre del mundo mundial hablaría así de la mujer con quien ha decidido compartir su vida. Además, Adrián, vamos a estar claros... En buena lid, tu extranjera en nuestra Habana no calificaría nunca como hembra.
¡¡ME LA CLAVASTE BIEN CLAVADA !! No podía más. Necesitaba procesar ese absurdo vital en el que Paula y yo éramos un amarre a romper ¿Cómo TÚ, TAN MACHO, TAN VIRIL, pudiste venderte a una MUJER por un boleto de avión, una tarjeta visa y un pasaporte? ¡Alucino, no te acomplejaras!
